miércoles, 9 de enero de 2013

De las andanzas de una insumisa un poco más pobre




Pues eso, que aqui servidora, haciendo gala de un  inapelable razonamiento -fruto del conocimiento de sus derechos-, rechazó elegantemente la pócima que considera desagradable potencialmente peligrosa para su bebé y para si misma*.

Ante la estupefacción de la matrona y gine - más la gine- tras proponerle una prueba post-pandrial -ella, literalmente preguntó: "¿qué coño es eso?"-, decidí bajar un peldañito más y proponerles - sí, sí, proponerles...el mundo al revés- el control en casa con glucómetro. Y, tras asustarme con sacarme sangre a diario e indicarme que debía hacerlo TODOS los días en TODAS las comidas, durante dos semanas obtuve su venia.

Vítores clamaban en mi mente a la salida de aquella consulta.

En la eco morfológica, volví a toparme con la gine. Como si el espíritu navideño hubiese poseído su cuerpo,  se deshizo en amabilidad y dulzura. Incluso, se permitió el lujo de demostrarme que me recordaba: "¿Ya tenías que empezar con las mediciones de glucosa, verdad?"

Ayer comenzaron las consecuencias de mi decisión... 65 euros entre glucómetro, tiras reactivas y lancetas.
Eso sí da más miedo que la sangre.

Ahora me tocará volverme a quedar embarazada para intentar conseguir que el material alternativo a esa prueba también sea suministrado por la seguridad social - sin ser diabético ni nada-...

CLC


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