miércoles, 19 de octubre de 2011

Expiación


Vueltas que da la vida. El efecto boomerang no lo domino muy bien. Lo lanzo con todas mis fuerzas y sólo lo recupero tras un tremendo golpe contra mi nuca -collejón-.

Había una vez una chica que se creía madura, inteligente e íntegra. Acudía a su trabajo sintiéndose felíz por tenerlo, por charlar con otras chicas y con mujeres hechas y derechas. Le gustaba esa sensación de "igual". Esta chica acababa de abandonar una intensa y agotadora vida política, necesitaba un respiro. Era joven, pero muy vehemente en lo que creía.
Una de sus "iguales" le llamó la atención. Actuaba frenéticamente en la vida política de su ciudad. Era madre soltera, independiente, con una fuerte personalidad. Tenía una interesante pero desconcertante locura racional. Solo había una pega... su maternidad... era rara. Mimaba y consentía demasiado a su hijo. Su hijo tenía 5 años  ¡Y SEGUÍA MAMANDO! ¿Se podía estar peor de la cabeza? Fijo que algún día ese niño terminaría por abofetear a su madre, por moverla a su antojo y, lo que era peor, fijo que tenía ese conocido Complejo de Edipo - y ahora lo piensa: ¿qué raro? ¿en qué quedamos? ¿la odia o la ama?-
La madura chica se refería ella como la que aún daba teta a un niño. Y no precisamente como algo positivo.

Con el tiempo, la madura chica se dio cuenta de que no lo era tanto. La pifió tantas veces en tantas cosas que un día se levantó y pensó: "puede que no sea el mundo el que se equivoca". Y comenzó a ver las cosas de otro modo. A vivirlas de una forma más consciente poniendo su alma en cada paso que daba. Aprendió, y sigue haciéndolo, a desmenuzar los detalles y porqués de lo que antes obviaba.

Un día, esa chica fue madre y vivió su embarazo, parto y lactancia como si cada minuto estuviese por inventar. Lo único que oían sus oidos era la voz de su mente y corazón.

Esta forma de vivir su maternidad le alimentaba el alma. Entendía ahora a aquella mujer hecha y derecha. Compartía su locura racional.

Se dió cuenta de que aquella frase matutina no era correcta. El mundo sí se equivoca, se equivoca cuando trata de sumergirte en él, como uno más, como parte de un rebaño. Cuando calla tu naturaleza. Ahí sí se equivoca. Cuando trata de hacernos perder la individualidad.

La particularidad de esa mujer la hacía única. Admirable. Vaticinaba lo que luego vendría.

Esa chica madura comenzó a leer/devorar blogs, libros, artículos de otros locos. Esta  chica loca compartió multitud de brillantes artículos en su Facebook. Al leer uno de ellos de una de sus autores favoritos, vio una foto. Era aquella mujer loca hecha y derecha. Su "problemático" hijo tenía 11 años ya. Sano y maravilloso, fiel reflejo de lo que es su madre.
Ella, era co-autora de un precioso libro: "Una Nueva Maternidad" , collejazo del boomerang...

Cada día me siento más orgullosa de mi metamorfosis. El no haber sido siempre así me ayuda a comprender a los que aún oyen más de oidos para afuera y trato de utilizar sus contradicciones para encender la llama de la duda.
Es difícil cambiar la mentalidad de alguien si el proceso no empieza de uno mismo. 
Es muy difícil ya que lo que se "mama" son otras cosas. 

 

Qué sensación más extraña la que produce esta madre amamantando a su hijo. ¡Qué raro! una lactancia prolongada en televisión y es para "completar" las características de estos dos personajes.
Locos, enfermos, ojerosos, aislados.
 Es fácil interpretar tan erróneamente la lactancia con este entorno.

Me quedo con una noticia que me encantó ayer. Esto sí que tiene otro color, otra cara. Me encanta que ese niño ofrezca la tetina de su mami a sus amigos. Como quien tiene una bolsa de chuches. Por fin, Telecinco, saca una noticia que me emociona positivamente: Mamá Quiero Teta


CLC

domingo, 2 de octubre de 2011

Padres en Apuros



Hoy es uno de esos días en los que odio ser pluricelular. Sueño despierta con tener la vida de una ameba. Las amebas, pueden curar sus gastroenteritis, así, a su aire... 
Mi amiga la rubia nos trae muchas cositas de la guarde. Ropita sucia, algún moratón y viruses "a cascoporro". Pero ella es portadora y sus padres somos los que desarrollamos la enfermedad.
Empecé yo el viernes y hemos acabado los dos. Pero todo, exceptuando que ha caído en fin de semana -y esto es según como se mire-, ha venido de pies.

Quitando que Celia hacía cacas muy sueltas, ella se encontraba bien. Nada de fiebre y ánimo levantado. Pero -¡y qué pero!- su actitud no era la de siempre. Estaba irritable, nerviosa y sin apetito. Solo quería teta, mimos e ir a su rollo. Claro, este último punto puede coincidir con el de cualquier otro bebé con un diíta ñoño... ¡pero sus padres no se estaban muriendo!

Por la noche, momento en el cual una madre lactante está SOLA ante el cuidado de su demandante cría, no me privaba de tetadas cada 2 horas (como muuuucho). Eso con la batalla de Waterloo en tus tripas no es nada agradable. Lo bueno es que la espalda, de mantener la misma posición durante mucho tiempo - toda la noche-, para no despertar a papá - que sí se despertaba, con lo cual ahora que lo escribo veo lo estúpido de no moverme- dolía tanto que tapaba el dolor e incluso el sonido de mi mondongo.

Por la mañana, una, cabreada de haber estado más tiempo pensando en mis ruidos y dolores que soñando con maravillosos viajes, echa en cara a la persona que más ama, su no responsabilidad con su hija. Me río de sus dolores y ruidos estomacales porque él los puede "padecer" tranquilamente.

Y él, para quien soy su vida junto con su hija, trata de esforzarse al máximo para que yo pueda "padecer" en paz.

Pero ahí esta Celia, con su "contigo no, bicho" en forma de berridos que ni en una porcina matanza de Candelario, imposibilita todo reparto de responsabilidades y hace que su madre, su querida madre, pierda los nervios, la razón y hasta el amor. Y tenga su mente con las amebas. Mientras sostiene en brazos a su hija. Mientras la alimenta. Mientras la "divierte". Y sueñe con váteres voladores y camas con sábanas blancas y abuelos que cuidan de sus nietos durante unas horitas.

Qué felicidad tengo ahora, mañana ¡¡ ES LUNES!!


CLC